domingo, 18 de octubre de 2009

Almendralejo, vino y diseño









Vinatería Pámpano, donde es posible beber una copa de la botella que se desee, sea vino extremeño, sea champagne francés. / ESPERANZA RUBIO

Almendralejo no es sólo una ciudad con gente simpática que presume de sus iglesias, sus palacios y su plaza de toros

Almendralejo es también el Museo del Vino, el Hotel Acosta, los edificios del Cenatic y de Cajalmendralejo y los menús de degustación de Pámpano. Visitamos hoy la ciudad de la cordialidad y el diseño




Es extremeña, acaba de llegar de Pekín y hemos quedado con ella en el patio del Ayuntamiento de Almendralejo. Fue a Pekín atendiendo la llamada de un comerciante de vinos chino. Quería que le aclarara si una partida de champagne Dom Perignon era falsa o verdadera. ¿Qué extremeña puede tener tanto prestigio en el mundo del vino como para que la invoquen en Pekín? Naturalmente, Isabel Mijares.

Entra en el ayuntamiento, reparte besos cariñosos y nos cuenta que, efectivamente, el Dom Perignon pekinés era falso. En tiempos de crisis, las falsificaciones en el mundo del vino son moneda corriente. Isabel Mijares es respetuosamente conocida en el mundo de la enología como la Mijares, aunque sus amigos la llaman Maribel. Todo un personaje.

Hoy la acompaña un caballero elegante y educado que representa a una empresa especializada en tintas invisibles y otros mecanismos para eliminar las falsificaciones. Se entrevistará con bodegueros extremeños para presentarles un procedimiento que impide los fraudes. Antes, Isabel Mijares hablará sobre el corcho en el vino (18 fábricas extremeñas producen el 8% de los tapones de corcho que se fabrican en el mundo). Falsificaciones, corcho. Mucho es lo que se mueve alrededor del mundo del vino y resulta que una de las principales ciudades del vino en Europa es Almendralejo.
El vino en Almendralejo, hace nada, era granel y tabernas. Hoy es diseño, mimo, rigor, calidad y estupendas enotecas decoradas con estilo. La ciudad era también un compendio de calles largas con buenas casas burguesas y el añadido de algún palacio, alguna ermita, alguna iglesia. Hoy, la arquitectura de vanguardia se abre paso con edificios singulares (Cenatic, central de Cajalmendralejo, bodegas, discotecas, hoteles...).

La gran mancha que tenía Almendralejo era la travesía de la N-630. Era impresentable cruzar la ciudad por una avenida llena de talleres y naves feas, que dejaban una impresión nefasta al viajero. El recibimiento no invitaba a aventurarse por el casco urbano para conocer el bullicio de las calles y la solidez de la arquitectura. Las naves siguen ahí, pero se ha desdoblado y urbanizado la travesía y todo ha cambiado: ahora cruzas Almendralejo y ya no te asustas.

Cava para empezar
Aunque lo mejor es callejear e irse sorprendiendo. Por ejemplo, con el Museo de las Ciencias del Vino, situado junto a la Plaza de Toros. Es didáctico, entretenido, bonito. Sentencia de Isabel Mijares: «El Museo del Vino me ha encantado». La Mijares no se casa con nadie. Es su santo y seña. Comemos con otros amigos en Casa Agustín, un clásico de la hostelería local (queso y embutidos, bacalao rebozado, caldereta y deliciosos canutillos de chocolate). Alguien pregunta que si sirven el cava con los entrantes o a los postres y la Mijares ironiza: «Ahora. A los postres nunca, ni que esto fuera una boda, yo no lo tomo si no es al principio». Pide un nature y nos sirven un cava Privilegio de Romale. Lo prueba y lo define: «Espléndido en nariz y en boca, limpio, equilibrado, ágil... Falla la burbuja, pero se puede deber a muchos factores externos». Efectivamente, abren otra botella y en ésta, el rosario de burbujas es magnífico. Alguien habla del maridaje con los embutidos e Isabel Mijares corrige: «No digamos maridaje, digamos armonía». Ya lo saben, es lo último: la palabra maridaje es galicismo y hay que sustituirla por la castellana armonía. Tras el cava, van llegando otros estupendos vinos extremeños: Emperador de Barros blanco elaborado con uva Cayetana, Vizana tempranillo 2005 y dos Bureo de los que elabora con especial mimo María Otero en su bodega (Otero Vaquera) de Maguilla: el CS (Cabernet Sauvignon) de 12 meses en barrica y el Selección Tempranillo de 18 meses en barrica.

Es lógico que si comes con Isabel Mijares pruebes todas estas botellas de vino. ¿Pero qué puede hacer el viajero que visite Almendralejo y quiera probar varios vinos sin gastar demasiado dinero? Una buena opción es visitar la vinatería Pámpano y comer en el restaurante Amalgama. Ambos locales forman parte del mismo negocio, pero con entradas distintas por las calles Reina Victoria (la vinatería) y Méndez Núñez (el restaurante). Piedad Fernández abrió la vinatería el 12 de diciembre de 2007. Conoció después a Juan Manuel Campo, se unieron profesionalmente y el 12 de diciembre de 2008 se abría el restaurante.

Juan Manuel Campos es de Solana de los Barros y estudió Cocina en la Escuela de Hostelería de Orellana. Ha trabajado en el Gran Hotel de la Toja, donde conoció de cerca el trabajo de Santi Santamaría, en Casa Marcelo de Santiago de Compostela, único restaurante europeo que sólo sirve un menú degustación y tiene una estrella Michelín, y en el restaurante El Patio, abierto por Martín Berasategui en Tenerife. Tras prepararse fuera de Extremadura, regresó a su tierra y fue chef del restaurante de las bodegas Payva durante dos años. Ahora, en Amalgama, sigue la doctrina de Casa Marcelo y sirve un menú degustación único al precio de 25 euros, bebidas aparte.

El día que lo visitamos, el menú de Amalgama, un restaurante de diseño cuidado y atrevido, consistía en una crema de calabaza con espárragos trigueros salteados, yuca y costilla de cerdo; una ensalada templada de langostinos tigre y pulpitos horneados con vinagreta de soja; solomillo de cerdo con tocino añejo y virutas de pato démi-cuit. De postre, soufflé de chocolate con natillas caseras.

Cada día cambia el menú. Aunque lo más sorprendente es que se pueden tomar copas de vino de 150 referencias de todo el mundo (70 son extremeños). Abren la botella que se pida y el precio de la copa oscila entre 1,20 euros y los 7 euros de una copa de Moët Chandon (reservas en el 663920766 y 924670757).

Poder beber una copa de 150 botellas distintas es un privilegio que sólo se puede encontrar en un lugar como Almendralejo. Pero hay más. Por ejemplo, a partir de las 13 horas, el Real Café, en la plaza principal de la ciudad, junto al Mercantil, sirve fideuás y otras tapas con las cañas o los vinos. El Real Café es una preciosidad, un local que motiva. Cerca del campo de fútbol, el Museo del Vino es otro café-restaurante con una enoteca formidable y unos peroles grandes de huevos con prueba de matanza o con jamón y patatas (9,50). Además, se come muy bien.

Para comprar vino y sus complementos en Almendralejo, recomendamos una tienda de primera: Puzzle Vinoteca. Está en la calle Mártires, 46, en el centro de la ciudad. Acabaremos nuestra visita, comentándoles un vino reciente que no hay que perderse. Se trata del Campo Bravo rosado de las bodegas San Marcos de Almendralejo. Es un vino de aguja, gasificado y semidulce. Tiene 11 grados, está hecho 100% con uva syrah y tomado bien frío es un placer suave y delicioso. Su precio ronda los 2'50 euros en las grandes superficies. Así que olvidemos modas rosadas extranjeras y descubramos lo nuestro, lo de Almendralejo.


CUADERNO DE VIAJE
Dónde comer: Para comer con calidad clásica: El Paraíso, a la salida por la antigua N-630 hacia Sevilla; Nando, cerca del Ayuntamiento, famoso por sus arroces, o Casa Agustín. Modernos con calidad: el restaurante de las bodegas Payva, salida por la N-630 hacia Mérida; el Museo del Vino, a un paso del estadio; Los Fogones, en la calle Ricardo Moreno, muy céntrico, y Amalgama, en Méndez Núñez, también muy céntrico.

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